A tientas

Existo hoy.

Existo como ayer.
Existo en la retina acuosa de un ciego.

Existo, cual película translúcida que invade el iris,

obstruyendo la visión más allá de lo evidente. 

Cortina de agua petrificada.

Moribunda.

Y, en existencia tal, resta sólo el sueño de lo que habrá más allá.

Not home yet

And I haven't written in so long, I can feel the shattered pieces of writing trying to pierce through my skin.

Aún estás

Y es que, a veces, aún puedo escuchar tu voz.
Es raro lo que me pasa pues bien sé que así había de ser. Que lo que perdí jamás fue remotamente equiparable a lo que gané; que de no haber cerrado de tajo aquel libro, esta historia de aventuras y pasiones, poesías, promesas e ilusiones que hoy con tan ferviente anhelo escribo jamás habría visto la luz. Que hoy despiertan en mí sueños que jamás imaginé ver proyectados en mis párpados ni en mi alma. Que palabras ayer temidas e incluso aberrantes hoy se vuelven metas, planes y deseos embriagantes. Y, sin embargo, hay momentos como este en que recuerdo que aún es tuya esa canción, que no éramos sólo aquello que no pudo ser, que hubo tormentas en que bastaban una palabra y un breve abrazo para hacerme sonreír; y es entonces, cuando sé que aún estás en una ínfima pero real parte de mí, que aquella canción seguirá secuestrada un tiempo más, que me hace falta el llanto a través del teléfono (el tuyo y el mío). Son horas como esta en las que extraño de ti a mi amigo.

Helios

Y la tinta de mi pluma se ha terminado por secar,
El tintero, azul y triste, ya no suele visitar
Atrapada en grácil brisa, no ha querido aterrizar,
Extasiada en tu nombre, los cielos la veo surcar.

De mis sueños

De mis sueños naciste para acompañar mis pasos,
De mis más profundos anhelos se formó tu corazón
de ternura y tempestad se forjaron tus manos
y tus ojos se fraguaron de mi indomable pasión.

Y nada nunca ha sido más real que lo que hoy extrañan mis labios.
Ni quimera más fantástica jamás Morfeo divisó.
Y a la poetisa de vergüenza se le caen los vocablos.
Pues palabras suficientes nadie nunca inventó.

Del albatros

Y en febrero me dio por volverme de aire
Y surcar por tus cielos como tu barca en mi mar

Desnudez

Despojarse de los ropajes, vulnerabilizarnos mostrarnos en toda nuestra realidad, en nuestra completa existencia.
Y hay tantas y tantas maneras de desnudarse...

Tú, me desnudas en cada momento.
Me desnudas con cada mirada.

Conocerte, desnudó mi curiosidad
y le arrancó una prenda a la anticipación.
Tus palabras desnudaron lentamente mi interés;
una risa, una sonrisa; un botón.
Tu cercanía despojó a mi alma de su armadura,
el breve roce de tu mano bastó para desnudar mis labios que,
temblorosos y hambrientos, se apuraron de nuevo las ropas.
Cada hora transcurrida en tu compañía,
desgarraba una prenda más de mi corazón.
Cada kilómetro, acentuado por cada segundo;
cada segundo, pronunciado por cada centímetro,
destejían las hebras de una profunda impaciencia
y el voraz apetito de mi deseo y de mi piel.
Con cada beso, desnudas las sendas de mi destino,
que, cual piernas, se ciñen presurosas a tu cuerpo.

Y ahora me encuentro ante ti, bañada de la más honesta desnudez,
desnuda, para ti, en la más blanda existencia; en absoluta pertenencia.
En fragante eternidad.

Ashes to...?

I'm one to have lost far too many heroes; crashed, crushed, smoldered, forgotten. So I ask you now, before it is too late, to weave all your womanhood together and "man up". Step up to the role for your play is missing its lead. Revive the woman who once lived under your name, we beseech her and so does she (so do you). Rise from the ashes, shake off the rust and become, if you please, my heroine again!

Y no te escribo

Porque escribirte resultaría en desprenderme, aunque un momento, de tu imagen. Derramarte sobre el papel y exhibirte. Postrarte a merced de la curia y el morboso reparo ajeno. Sería develarle al mundo los secretos que hoy con tan celoso fervor llevo enterrados en el pecho; esos que se me enredan con cada latido un poco más en el alma. Sería verter el agua más pura y cristalina en el más hostil desierto: mal baratarte.
¡No te escribo! No lo hago porque no me alcanzan las palabras. No te escribo porque la retórica misma no es lo suficientemente basta. No lo hago pues mi lisiada poética jamás te haría justicia.

Y no, no te escribo porque el hambriento papel no merece la ambrosía que mi sentir por ti me propina.
No te escribo pues te vivo y te sueño y te leo en cada azul y palpitante línea sobre mi tez blanquecina. No he de hacerlo si ya te encuentro en cada mirada, en cada reflejo de cada espejo y en cada murmullo que el viento suspira. No te escribo pues ¡existes! Y vives y miras y sueñas. Y ni todas las fantasías que encierra mi pluma, ni todas las ficciones que revuelan en mi cabeza acarician siquiera la realidad que se viste de tu existencia.

De grata sequía

Se me ha acabado la tinta azul.