Una noche en tus brazos no me basta, pero tu manto nocturno no velará más por mí.
Fuiste breve viento en un suspiro, y hoy te licuas, empañando mis pupilas.
Fuiste fuego encendido en mil miradas y la tierra de un suelo fértil que nos olvidamos de regar.
Y las estrellas que en mis ojos guardaba, se desprenden iracundas de tu cielo para morir en mi mar.
Y una orquídea se me arruga entre las manos.
January 19, 2010
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