Existo hoy.
Existo como ayer.
Existo en la retina acuosa de un ciego.
Existo en la retina acuosa de un ciego.
Existo, cual película translúcida que invade el iris,
obstruyendo la visión más allá de lo evidente.
Cortina de agua petrificada.
Moribunda.
Y, en existencia tal, resta sólo el sueño de lo que habrá más allá.